Cuando era pequeña, mi juego simbólico preferido era ser maestra de mis muñecos por lo que mi vocación por esta profesión viene desde antaño.
Considero que nuestra labor como docentes va más allá de una simple transmisión de conocimientos en sí por lo que es de suma importancia la transmisión de valores y la creación de vínculos afectivos.
El mayor aprendizaje de nuestras vidas es la construcción de nuestra personalidad, que se crea principalmente en los primeros años de vida, de ahí la gran importancia de esta primera etapa.
Uno de mis hobbies es leer, me apasiona leer todo tipo de cosas y, una vez, leyendo a Confucio, leí "Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida" y así fue. Cuando me preguntan en qué trabajo me pongo a pensar si es que trabajo.
Lxs niñxs dan lo que reciben y reproducen lo que sienten, por lo que es de suma importancia hacerles ver lo que son y hacerles sentir lo importantes que pueden llegar a ser. Así crecerán felices, segurxs de sí mismos y con unos pilares estables de por vida.
El mayor reto y proyecto de mi vida era crear un espacio en el que "poder ser". Así pues, ser directora, ser tutora y ser compañera de todas las personas que forman esta familia, es algo que me reconforta y me hace ser mucho más feliz, valor que transmito día a día a las personas que me rodean y me acompañan en mi camino.
Quisiera agradecer a todas las personas que depositan esa gran confianza en mí, dejándome lo más valiosos de sus vidas, sus hijxs, porque realmente son ellxs los que día a día me enseñan cosas que ningún otro profesional me podría enseñar (entre otras cosas, el amor incondicional a cambio de nada).