Decía Nelson Mandela que "la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo". La educación es el principio de todo. Es futuro. Es esperanza.
Es necesario entender la educación como un proceso de acompañamiento hacia el crecimiento y desarrollo intelectual, personal y social durante una de las etapas más importantes en la vida de un niñx; la etapa en la que se sientan las bases y principios que marcarán su personalidad.
La educación es un proceso de adquisición de conocimientos que le permitan construir aprendizajes, de adquisición de competencias necesarias para convivir en sociedad y de establecimiento de vínculos afectivos como seres emocionales.
La etapa de educación infantil es una oportunidad para afianzar la cultura del esfuerzo, del sacrifico, de la resiliencia, de aportar siempre nuestro granito de arena y sumar como parte de la sociedad.
Educar es una tarea que requiere de grandes dosis de empatía, acercamiento, compresión y escucha. Es potenciar todos los días el talento innato de cada unx. Es ayudarles a encontrar su luz.
Ser maestra y directora de este centro es uno de los sueños más ilusionantes que tuve siempre; emprender y ejercer al unísono.
Ser maestra es una gran responsabilidad que asumo con orgullo, con la ilusión de darles lo mejor de mi cada día. De desvivirme y "vivirme" al mismo tiempo, permitiéndome día tras día emocionarme con cada logro que alcanzan, con cada meta que cumplen.
Ser maestra es mucho más que lo expresado en estas líneas. Es vida, amor, respeto y pasión. Es tanto que no podré terminar de expresarlo jamás.