Pienso que la palabra educar debe ir unida a la palabra emocionar, educar es llegar al corazón de lxs niñxs. Desde pequeña he sentido vocación por la docencia, por lo que años más tarde decidí estudiar educación infantil, la que para mí es sin lugar a dudas la profesión más bonita del mundo. Y así fue, como llena de ilusión, inicié esta aventura.
En 2010 me titulé como Técnico de Educación Infantil. En septiembre de ese mismo año comencé a trabajar en un centro infantil como tutora de clase con niñxs de cero a tres años, donde continué desarrollando mi profesión durante nueve años. Los últimos cinco años, además de tutora , como co-directora de centro.
A lo largo de estos años he convivido día a día con personitas en continuo proceso de evolución y cambio. Soy consciente de que es una gran responsabilidad la que asumimos en nuestra profesión, ya que esta etapa es la base donde se asentarán todos los conocimientos para su posterior desarrollo emocional, cognitivo, afectivo, social, intelectual...
La educación infantil no es sólo enseñar contenidos o ayudar a crear hábitos, también es educar en valores, las emociones, ayudar a lxs más pequeñxs a poner alas a sus sueños, a que desarrollen su curiosidad y creatividad, a dejar huella en sus corazones, pues sin duda ellos dejan su huella en el nuestro. La educación es una profesión en la que el respeto de lxs niñxs se gana con cariño y amor.